Buenos Aires República Argentina Febrero 2012
Carta por un amigo
(Hernán Pérez Etchepare)
Creo que todos estamos convencidos que el amor es lo más preciado del hombre, y que no hay nada que lo pueda comparar; la misma vida creada por Dios nos invita a ser vivida en ese amor, a compartir lo que ella representa, a darla como amistad, como familia, como hermano y a pesar de los retos, de las caídas y fatigas, de los miedos y de las negaciones que tiene el hombre en su existir, ella está rodeada de ese amor recibido del Señor, en diferentes sintonías, para que seamos parecidos al Creador. Habita en el hombre siendo niño, revistiéndose de ternura, porque tiene sabor a pureza, aspecto a dulzura, perfume de bondad. Y lo encontramos en el que sirve, en el que cura, aquel que protege, el que venda heridas, y en el que le ayuda a crecer al alma.
Muchos son los llamados y muy pocos los que cosechan en amplitud este amor, que seguramente vive en los pequeños, en los queridos del Señor; ahí ubicamos a Hernán, un privilegiado que fue construyendo en su sencillez un taller de hermanos reflejando la imagen de “
Su tono fue el amor por Jesús “su amado”, por su comunidad paulina, por su familia, por el trabajo, por lo que escribía y por los que estando a su alrededor, les pedían consejo, acompañando a muchos en el dolor personal y en la necesidad de encontrar un apoyo espiritual. No es necesario decir más, quiénes compartieron el Taller del Abrazo Literario, saben cómo era. En este trozo de líneas quisiera dejar mi pequeño homenaje al amigo que se dormirá en el tiempo en los corazones de muchos, pero seguramente estará en
¡GRACIAS ¡ Querido amigo, queridísimo sacerdote , gracias por tanta generosidad, por tu sencillez y tu apertura, por lo que nos haz hecho crecer, sé que en cada uno de los que te conocimos un pedacito de vos nos quedará para siempre, sólo me resta pedir, que el Padre bueno, el creador de la vida, te reciba en su casa y en sus brazos te acoja, para guardarte toda la eternidad…Amén..
Ana Maria, todo lo que expresas es
ResponderEliminartan teal, pero tristisimo.! En lo que a mi respecta, volvieron a san-
grar todas las heridas, que no habian cicatrizado todavia...!
Era un elegido, Sacerdote por exce-
lencia, unos de los seres mas que-
ribles que en mi larga vida he conocido............!!!!!
ETELVINA
Etelvina querida, cuando Jesús partió sabía que iban a sufrir los suyos e hizo dos cosas que hoy tenemos el deber de tener presente: nos dejó a María como madre y luego prometiò enviar el consuelo del Espíritu que llegó en Pentecostés.
ResponderEliminarSomos personas de fe y eso es lo más que podemos esperar, porque en eso está todo espiritualmente hablando.
En lo humano el dolor es inevitable pero lo podemos sobrellevar como él llevó su cruz...
El comentario es mío, Sol del Paraguay.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.!
ResponderEliminarConozco mis limitaciones y mi Cruz.
Tampoco vacila mi Fe. Es mas no mez
clo las cosas. Hablo de las heridas
que me provoco su partida. Jamas
pense, por una razon de edades, que
el moriria antes que yo. El dolor
de haber perdido al entraniable ami
go, el hijo, que bien lo pudo ser, el hno. etc.,no tiene parangon. Habra que elaborarlo...! Tiempo al
tiempo...!
ETELVINA
Ana María Hermosísima tu Carta al Padre Hernán. Ana María Capalbo, buena persona y gran poetisa. Gracias Eva, por seguir abriendo tu Blog a los poetas del Café del Abrazo Literario para expresar sus sentimientos por la pérdida de nuestro querido Padre Hernán. Dios te bendiga. Elsa Lorences de Llaneza
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