ENTRE ÁNGELES Y CAMPANAS
Ensayo sobre la poesía de
MARÏA ISABEL PLORUTTI
Eva
Lucero de Ortega
2003
Dedicatoria
Querida
Marisa:
“Que
Dios te bendiga con nuevos trabajos,
para
Su mayor gloria y para nuestro deleite
estético.
Eva
Lucero de Ortega
Marzo
24 de 2003
ADVERTENCIA
Si Chascomús tuviera que elegir a una de sus hijas que
se haya destacado en la poesía del Siglo XX, sin duda que sería a María Isabel
Plorutti.
Obviamente quien se destaca ha tenido que
vivir necesariamente entre las valiosas plumas como lo fueron Mercedes Josefa
Aldalur y Dalmira del Carmen López Osornio, quienes con sus ediciones
excedieron el marco del entorno pueblerino. Dalmira, poeta primero, luego
esposa, madre y abuela de poetas, en el mundo editorial de la Capital Federal , América Latina
y Europa. Mercedes Aldalur en casas de estudios de Norteamérica.
¿Cómo es María Isabel Plorutti en la
poesía?
¿Qué hace diferente a la poesía de
Marisa?
¿Qué caminos transitó su pluma hasta
alcanzar la madurez lírica?
¿Cuáles son las líneas que la reflejan
mejor interiormente?
¿Cuáles son los versos en los que
reconoce los hechos que la marcaron para su producción estética?
¿Cómo la ven sus pares?
¿Cómo se ve ella?
Ensayar las respuestas supone un
ejercicio notable del intelecto que se ve facilitado por el afecto que,
indiscutiblemente, despierta la lectura de sus numerosas obras. Unas individuales, otras editadas
colectivamente.
En las páginas que siguen intentaré
devolver al lector esas respuestas.
Así podrá llegar a la inspiradora, como
un presente fraterno, con un abrazo que viene desde el Verbo Encarnado.
Eva Lucero de Ortega
-I-
BIOGRAFÍA
María Isabel Plorutti nació en Chascomús, provincia de Buenos
Aires.
Es profesora de Filosofía y Pedagogía.
En carácter de becaria del Instituto de Cultura Hispánica, realizó
el Curso Monográfico de Doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, durante
los años 1966 y 1967.
En 1970 fue enviada por la UNESCO como profesora a Guinea Ecuatorial (África
Central).
Siendo becaria de la OEA
realizó en Caracas el Primer Curso Interamericano de Administradores Culturales
(1975).
Durante su residencia en España efectuó el Curso de Lengua y
Cultura Española, en la
Universidad de Santiago de Compostela.
Cultiva la poesía y es autora de obras para niños, habiéndose
desempeñado como profesora de Lengua y Literatura Infantil.
En el género poético es autora de Tiempo de la Primera Nieve ,
Comarca de Piel, Abbiamo Seminato (
poemario bilingüe español- italiano), Perfil
de Alborada y Desde una raíz de fuego. Le pertenece la serie Villancicos de Pajarín Carpintero con
música de Emilio Dublanc, álbum publicado por
“Casa Ricordi”.
Es autora de Platero de Luna
y Acero, versión teatral de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y Villancicos del Grillo Baltasar.
Figura en diversas publicaciones colectivas, entre ellas:
-Panorama
poético Hispanoamericano, Tomo I -La
Mujer en la Poesía Hispanoamericana.
-El Soneto
Hispanoamericano -Panorama Poético Argentino, Tomo I
-El Amor en la Poesía Argentina -Diccionario
de Poetas Argentinas -Poesía’82
-Perfiles de
Mujer -Poesía y Cuentos de la Última Década -Ronda de Poetas del Nuevo Milenio
Es miembro activo de numerosos grupos literarios, colaboradora de
revistas culturales y jurado de Eventos Literarios lugareños y nacionales.
Pertenece a la SADE ,
a Ronda Literaria, a la Asociación Argentina
de Mujeres Hispánicas, al Centro de Psicología Existencial y Logoterapia. Es
miembro de la Comisión Premio
“Sentido de la Vida ”,
del “Ateneo Rioplatense”, de la “Asociación Gente de Letras”; pertenece al
Centro de Psicología Existencia y Logoterapia y es miembro de la
Comisión Premio Sentido de la vida.
-II-
PERFIL
HUMANO
María Isabel Plorutti nació en un pueblo del interior. Abrazó la
docencia y se enamoró de la poesía. Con ambos tesoros en sus valijas recorrió
el mundo. Hablando geográficamente y también en sentido metafórico.
Poseedora de una inteligencia poco común, puesta al servicio de lo
espiritual, llenó sus días, sus versos y sus relaciones de las cosas de Dios.
Fue docente del Instituto Diocesano “Francisco de Paula Robles” en
la ciudad de Dolores. Luego una beca la llevó como maestra a la Guinea Ecuatorial.
En tanto escribía villancicos, obras de teatro, canciones para niños y los
versos que dejaban al descubierto su sensibilidad femenina.
Pasó por los claustros universitarios de Argentina y España.
Asistió a talleres y dio clases en su tierra natal y en la Capital Federal donde reside
actualmente.
Escribió y escribieron sobre ella porque se relacionó con sus
pares de una forma humilde y fraterna.
Plorutti no hace ruido a su
paso, deja una estela de ternura, de delicadeza, de respeto y amor al prójimo.
Hace con su vida lo que escribe en sus textos.
Ama la vida y propicia que otros la amen. La vida que comienza en
el seno materno y que sigue cada día
para continuar la obra creadora de Dios.
Desde que su libro Abbiamo
Seminato comenzó a recorrer, en 1983, los ambientes literarios, las
bibliotecas privadas y públicas, el observador atento supo que había surgido en
el ámbito literario de Chascomús una verdadera poeta.
Ella, que conoció la
maternidad a través de su filialidad y de su andar acompañando a sus pares, las
mujeres que pasaron por su vida, nos permitió gozar de los frutos de un
lenguaje manejado admirablemente. Un lenguaje que sin duda llega al corazón
para cautivarlo definitivamente.
-III-
VILLANCICOS
Cuando María
Isabel Plorutti publicó sus Villancicos, era el año 1978. Casi veinticinco años
han pasado ya.
Dentro de los
géneros literarios, son los más difíciles de abordar con mediano éxito:
Porque son
síntesis.
Porque son
sencillos.
Porque son
introductores a la revelación parcial del Misterio.
En la
expresión escrita se llega a la síntesis con la experiencia vital, la práctica
permanente o el talento natural.
La sencillez
es un atributo que pocas obras alcanzan porque conlleva la superación de la
vanidad con que suele acompañarse la erudición.
La revelación
de cualquiera de los aspectos del Misterio también está reservada a los seres
perseverantes, constantes y de notable apertura espiritual.
Marisa
Plorutti ha podido transitar estas composiciones, con letra, con ritmo y con
espíritu.
Toma elementos
de la tradición:
(…) El ángel Gabriel
junta margaritas
para la
Virgen
Tres veces bendita.
apela a los
sentidos:
(…) a la huella
A la huella.
lazos, campanas,
Cristo ha venido,
canten las almas.
aplica la
metáfora eterna presente en la naturaleza:
(…) Flor de lavanda,
vino de abril,
cántaro y mieles,
sol de jardín.
Para Jesucristo
del Amor sin fin.
(…) Para este Niño Divino
los tréboles del camino,
y las piedras blancas
que junté en el río.
Violetas de la colina
y una gaviota marina
para la Virgen
María.
y camina por
la geografía simple de los lugares santos y cotidianos:
(…) En el jardín de mi casa
creció una planta de té,
sus hojitas van diciendo
que nació Cristo en Belén.
-IV-
VERSOS
DE AMOR Y PUEBLO
Cada verso de
Plorutti sublima las debilidades humanas y exalta lo divino.
Me dispongo a hilvanar
palabras.
En tanto, un perro extraviado
deambula.
Por las blancas azoteas,
el sol prodiga magnánimo
la dádiva de su luz.
Trinan los pájaros
silvestres;
juegan los niños por un
baldío.
Al huerto le crecen
amapolas;
saludan los girasoles
abiertos.
Mueve el cerco de
violetas
el volandero viento.
Cierta música se escucha
desprendida del boscaje
vecino.
De la caleta un barco
zarpa.
Por el embarcadero
de los pescadores,
una gaviota traspasa el
aire
con su vuelo inseguro.
Mientras hilvano
palabras,
pienso en que los mansos
heredarán la tierra.
Lo dice el Evangelio.
Proponen
caminar hacia las maravillas, contemplando el mundo desde una fuente o desde un
tejado. Evocan el tiempo de la infancia, con vivencias de una felicidad
“desparramada por un paisaje de luces y campanas”.
Despierta el pueblo
de Chascomús centenario,
alzado en levadura de
alegría.
Mansedumbre de palomas
hay en el cielo claro.
Un tañido de bronce
desde la Merced convoca.
Dos ángeles marineros
ofician de guardacostas
en la laguna pampeana.
Por el Parque Libres del
Sur,
los gorriones dialogan
con las estatuas blancas.
La niña de las violetas
va proclamando su
mercancía.
Un trenzador de mimbres
silba un valsecito
evocador.
Ya regresan los
pescadores
a los embarcaderos
con bagaje de lisas,
pejerreyes y tarariras.
Después la tarde enfilará
su rumbo
por una avenida de tilos,
buscando la primera
estrella
entre el vuelo último de
las gaviotas.
Recuerdan la
siembra del amor en el abrazo, en la piel, y en el fruto del hijo.
Trazo con mis dedos
en la arena,
el contorno de una rosa.
Dibujo después
el perfil de un niño
El niño quiere salir
al encuentro nuestro.
Me pide que le cambie
su figura de arena,
por piel y sangre con
latidos.
Me pide un beso, un
juguete,
todo el sol y una
amapola.
El niño de piel de arena
quiere una mamá
de carne verdadera.
Cantan al
pueblo del cielo abierto, con esquinas habitadas por los ángeles:
Esta muy quieta
La tarde de Chascomús,
Como “esperando un ángel”
o algún milagro quizás,
entre el vuelo lento
de los biguá.
Entre el cauteloso
anuncio
del lucero naciente.
entre una coreografía
de luces en fuga,
de rosaoro esmaltadas.
Visualizan las
torres “de la Iglesia
blanca con fachada pobre” y al herrero forjando una campana. Encuentran al amor
que, “cobijado entre balcones”, canta mientras la madre termina su labor,
mientras el pan recién horneado enjoya la mesa familiar. Confiesan su visión
femenina del entorno:
Todo en la aldea recobra
su identidad singular.
No se es más el ignorado
de la enorme ciudad.
No hay ni un solo
fulanito
No hay menganos ni zutanos.
Aquí viven Diego, Clara,
Miguel,
Estercita, Irene y
Rafael.
Hablan de su
amor por los juegos infantiles, por las mañanas preñadas de trinos y de su gozo
al disfrutar las ternuras de su madre, Isabel, a quien le dedica estos versos:
Un tumulto de savia inaugurada
proclama el advenimiento.
Por el velamen de la sangre,
Ya boga el niño anunciado.
Trino cantan en la piel,
vergel, aluvión, cascada.
Late un revuelo en la casa,
de luciérnagas doradas.
En el regazo habitado,
Cien primaveras danzan.
Proclaman la
alegría del regreso (¿al pueblo? ¿al amor? ¿a los recuerdos?) cuando dicen:
Volver a ti es
como
tocar la piel
azul
de la alegría.
El
ángel del ocaso
viene
a recoger
la
tarde que declina.
Por
el huerto
mece
el viento
las
dalias amarillas.
Un
pífano de plata
acompaña
la canción
de
nuestros labios.
Volver
a ti es
como
estrenar de nuevo
las
noches y los días.
-V-
VIVENCIAS
Y RECUERDOS
Hay quienes
afirman que el país de quien escribe es su
infancia. Éste podría ser el caso. Porque la infancia de María Isabel parece
haberla marcado profunda y bellamente.
Su poesía
denota las vivencias y los recuerdos de esas vivencias, transcurridas la
mayoría de ellas en su pueblo natal. Ella conoce su origen y lo asume. No
olvida el tiempo feliz del pueblo pequeño a pesar de haber transitado, ya
adulta, caminos muy importantes en lo profesional y en lo creativo.
Más allá de las oscuras raíces,
les diré, amigos, de otros estíos.
Cuando iba mi infancia por los huertos,
revuelos de alondras en el tiempo.
Chascomús, su
familia, su paisaje, sus amigos, sus anhelos, su fe, aparecen una y otra vez en
su poesía, hilvanando, tal vez sin habérselo propuesto, una completa
autobiografía.
Al escribir para Roberto Néstor Plorutti, su padre, aparece nuevamente el país de su infancia.
Al escribir para Roberto Néstor Plorutti, su padre, aparece nuevamente el país de su infancia.
Cuando te nombro, padre mío,
un río luminoso me traspasa
de par en par. Me diste tu cobijo.
Pusiste la proa de mis sueños
en un país de configuración alada.
Tu alfabeto de cariño me enseñaste
entre vigilias de mar y cielo,
de campanas y de soles.
Aprendí yo a amar contigo
la libertad del ruiseñor parlero.
Siempre me hablaste, padre mío,
de las voces de los bosques,
del alba y las estrellas.
Mis ojos infantiles iluminaste
con tu palabra orientadora y firme.
Cuando me besabas, padre mío,
saltaban pequeños corderos de alegría
en mi corazón transportado.
Creció nuestra amistad vigorosa
entre las canciones de los pájaros,
en el rostro de luz de las mañanas.
¿Sabes, padre?, cuando te evoco,
Recomienza mi felicidad más verdadera.
-VI-
IMPRESIONES
DE SUS PARES
Numerosos has sido sus pares,
que no vacilaron es escribir sobre su obra poética.
A los conceptos lugareños, pletóricos de admiración y afecto
pueden sumarse los siguientes:
Sobre Tiempo de la Primera Nieve dijo Carlos
Alberto Débole: “(…) Es un libro de poemas de constante equilibrio, con un
tiempo de canto singular que habla de su excelente condición poética”.
La misma obra mereció por parte de Ester de Izaguirre decir que “Todo el libro es un largo poema y
una epifánica sinfonía. Poesía pura.”
Se sumó luego María de Villarino para decir que la de María Isabel
Plorutti es “Poesía de frescura, de celebración de la vida; de sensibilidad y
gratitud a lo bello. Todo calor y color, de tarde que cae “traspasada de
naranjo en flor”.
Bernardo Ezequiel Koremblit la felicitó “por su poesía. Tan lírica
como subjetiva, tan intensa como reflexiva.”
Otro de sus libros, Comarca
de piel, mereció también gratos conceptos: Haydeé Jofre Barroso afirmó:
“poesía simple, sencilla, íntima, con tono recoleto, con tonos pasteles. La
autora se confiesa, pone al descubierto su alma, parece extendernos el corazón
en las palabras generosamente abiertas y en un manojo de palabras-siempre bien
elegidas-, claras y amigas”.
Otro de los conceptos, imprescindibles para el presente estudio,
pertenece a Luis Ricardo Furlan quien dijo:
“Esa Comarca, “territorio de amor frutecido”, está signada por la voluntad de
expresar líricamente estados, sentimientos, percepciones. La autora la habita
con plenitud comunicativa, calidez cordial y profunda reflexión intimista”.
Para el final de este apartado quedaron las frases de estudio
liminar que acompaña a las poesías de Plorutti en la publicación poliautoral Perfiles de mujer, de Buenos Aires;
poesía dirigida por Teresa Carmen Freda:
“Nos encontramos en este breve estudio con muy poco
que agregar al espléndido currículum de
esta escritora amiga de nuestra institución. Todo está dado en esta vida plena
donde cada minuto ha sido encausado hacia el ideal del conocimiento y la
enseñanza. Sus viajes, auspiciados por las más altas franjas culturales mundo,
la ubican en un lugar destacado entre nuestras mujeres americanas.”
-VII-
AUTODEFINICIÓN
Y CONCLUSIÓN
El paso por la
obra de María Isabel Plorutti no hizo más que confirmar la intuición surgida
previa observación de sus actos y actitudes en la vida cotidiana de Chascomús.
Descubrimos
inicialmente a una mujer sensible y a un ser humano que refleja los valores
cristianos y hace de la amistad un culto más que importante.
Más tarde
conocimos a una poeta delicada, abierta al aprendizaje y profundamente
respetuosa del talento de sus pares.
Tomamos
fragmentos de sus obras para ilustrar las afirmaciones del presente estudio y
creímos conveniente finalizarlo con un poema aparecido en su libro “Desde una raíz de fuego”, que ella ha titulado “Para mi epitafio y algo más”:
Aquí, María Isabel:
amó los niños, la luna
y las cigarras también.
Amó los campanarios,
que con sus coplas de bronce,
levantan la alegría de la aldea,
surcada de palomas
y armonías.
Le gustaba demorarse
en las plazas de estío.
Se pobló de geografías
de nostalgia,
cuando evocó
los días de su infancia.
Amó los soles verdes
dormidos en el césped.
Pero también amó
los soles blancos,
que en la nieve tiritan.
Y amó los soles violeta,
trepadores de peñascales.
Creyó en los cuentos
de fantasía:
que una piña del bosque
es capaz de transformarse
en un pájaro cantor,
de plumas rojo y azul.
El día que ella partió,
estaba fragante la tarde
cual cabellera de heno.
Soltaba el aire mariposas.
Al sol se le caía
de la frente,
un ocaso de lilas blancas.
Trinaba un pajarito recoleto,
desde su pequeño corazón
de oro.
Campanas de media tarde,
desdoblaban su voz al aire.
Ese “algo más”, bien puede ser este trabajo que pretende ser una
cordial ofrenda que, además de contribuir a la memoria colectiva, retribuya
aunque sea en parte, lo mucho que María Isabel Plorutti nos brindó y nos sigue
brindando, como mujer, como persona, como docente y como poeta.
Eva Lucero de Ortega
Querida Eva Lucero de Ortega. Queridos poetas. Queridos Chascomusenses. Espero que el día de Hoy 8 de Diciembre de 2014 haya sido un día de Gloria para las letras allí en Chascomús- Desde Capital he acompañado a Uds. con el alma pidiendo para que todo saliera muy bien, como estoy segura que fue. Un abrazo de alma y mi cariño de siempre.
ResponderEliminarElsa Lorences de Llaneza