8/11/17

AMIGOS EN EL FÚTBOL


  
Amigos en el fútbol
Había una vez, en la ciudad lagunera de Chascomús, un niño llamado Javito. Le encantaba recorrer la ribera acompañado por su pelota. Siempre esperaba encontrar amigos a los que les gustara jugar al fútbol. Se vestía completamente con los colores del Club Boca Juniors. Hasta la pelota de cuero era amarilla y azul.
Un domingo se encontró con Juancito, el pescador amigo de Lulú, la ranita memoriosa y de Tavito, el caracol.
-¿No te cansás de caminar tanto?
-No- le respondió Javito. Siempre busco nuevos amigos y estoy seguro que los hallaré.
-¿Te parece?
-Sí… ¨¡Mirá! ¡Allí hay un nene! ¿Lo llamamos para jugar?
-Bueno, dale.
Javito levantó un brazo y le hizo señas al pequeño para que se acercara.
En el gran parque de Los Libres del Sur, un pequeño    y  su    familia,  disfrutaban   del  día soleado. Eran turistas de Villa Allende, en la provincia de Córdoba.
-Voy a jugar un rato, mami… ya vengo…
-¿No te vayas lejos!- dijo la mamá.
-¡Aquí nomás, mamá! Mirá.. ese chico tiene una pelota… ¡ Y es de Boca!
.¿Te gusta?- le preguntó Javito- ¿Cómo te llamás?
- Me llamo Tobías, y me encanta jugar a la pelota! Vengo de Villa Allende.
-¿En serio?.. Mi mamá nació allí. Y tiene un amigo poeta. Le dicen el “Negro” Leal. ¿Lo conocés?
-Sí el que era cartero. Me alegro que también por estos lados sepan de él.
-¿Querés que armemos un partidito?- propuso Javito.
-¡Pero si somos dos!- respondió Tobías.
-Tres con el pescador… y vendrán más… ¡Ya vas a ver!


En ese momento un micro muy moderno y muy grande se detuvo y descendieron de él muchos jugadores de fútbol., vestidos con los colores verde y amarillo.
-¡Son de Peñarol de Montevideo!- dijo Javito que se conocía casi todos los cuadros de todos los países.
-¡No lo puedo creer!- exclamó Tobías.
-¡Creélo, amigo!-dijo Juancito mientras dejaba su caña de pescar para participar.
-¡Hola, chicos!- dijo un señor muy simpático- ¿Se podrá jugar al fútbol en este Parque tan bonito?
-No sé si mucho rato pero un ratito creo que sí.
-Era una broma- dijo el Señor- Vinimos en realidad a conocer la laguna de Chascomús. Vimos muchas fotos y videos en Internet. Entonces nos decidimos a tomarnos unos días de descanso.
-Me parece muy bien- dijo Javito- pero a mí me gustaría mucho jugar con ustedes que vienen de tan lejos.
Te vamos dar el gusto, entonces… pero… ¡mirá! ¡Allí paró otro micro grande como el nuestro!
-Son de San Martín de Tucumán-dijo Juancito muy entusiasmado.
Los recién llegados  desplegaron una bandera larguísima, con los colores de su Club sobre las ventanillas del micro.
Los jugadores de Peñarol hicieron lo mismo, desplegaron su bandera y fueron a saludarlos y proponerles un partido cortito.
-¡Que sea cortito porque estamos cansados por el viaje!
El caso fue que el juego se hizo tan lindo que nadie miró el reloj y la gente que pasaba por la Costanera comenzó a detenerse y poco a poco se hicieron dos “hinchadas”, una para Peñarol y otra para San Martín de Tucumán.
Juancito Lagunero le pidió a Don Rocca, del Restaurant “Náutico” que preparara hamburguesas  y  jugos  en  cantidad  porque al parecer el partido iba para largo entre empates, alargue y penales, todo incluido.
Al final terminó ganando por 25 a 24 Peñarol de Montevideo.
Todos estaban muy contentos. Al Técnico de San Martín se le ocurrió entregar dos trofeos como símbolo de amistad: uno para Javito y otro para Juancito y una pelota de cada Club a Tobías, el pequeño turista que no salía de su asombro y se puso más feliz aún cuando Javito le regaló su querida pelota de Boca.

Los jugadores intercambiaron camisetas y banderas y prometieron encontrarse cada año en Chascomús cuando se tomaran descanso.

Colorín, colorete,
este cuento parece de juguete.
Colorín oro y azul,
sólo puede suceder en Chascomús.

Gracias a Gustavo, mi niño eterno, por acompañarme en la escritura con sus aportes valiosos sobre este deporte tan lindo.
Dedico este cuento al Negro Antonio Leal, poeta y memorioso de Villa Allende, con mi agardecimiento por todo lo que ha hecho desde la poesía.
Eva Lucero de Ortega
Noviembre de 2017


2 comentarios:

  1. Así de simple y cordial debería ser todo en el fútbol. Dios permita que nuestros niños y todos los amantes de este deporte tan popular puedan seguir disfrutándolo. Gracias Eva y gracias Gustavo.

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  2. Gracias por el comentario, Yolanda. Este cuento escrito con Gustavo es una muestra de lo que puede el amor en lo que uno hace con los demás... Él ama el fútbol y yo amo escribir para los niños. Hace un rato una escritora de México me lo pidió para publicarlo en un blog para niños de su país... y vamos por más...

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