Silenciaron los pájaros su canto.
Los pichones olvidaron el hambre
y acallaron sus reclamos.
Cesó su cantilena el grillo
y las mariposas detuvieron su vuelo.
Plegó la brisa sus alas
por no turbar el recogimiento
de la tarde aquella.
Para no endulzarla con sus perfumes,
anémonas y lirios contuvieron el aliento.
Su fiscal fue
y
La tierra, empapada en Sangre,
se estremeció de horror.
Con fiera convulsión abrió sepulcros
y partió las rocas.
El velo del templo se rasgó
de parte a parte.
Había enmudecido
En una encrucijada de maderos
se empantanó El Camino.
cegada
El Amor y el dolor en una sola carne se ofrecían.
El Autor de todo bien en un patíbulo había muerto
y toda la creación se acongojaba.
Respetuoso, el cielo hizo correr espeso velo
y el día se hizo noche,
para que los hombres y los ángeles abrieran,
sin pudor,
las fuentes amargas de su llanto.
Néstor F. Barbarito
TINIEBLAS CUBRIERON LA TIERRA, EL MUNDO ENMUDECIO, JESUS EXPIRO...!
ResponderEliminarSOLO NESTOR PUDO INTERPRETAR TAN
SENTIDA Y FIELMENTE ESTE ESCENARIO
QUE NOS PRESENTAN LOS EVANGELIOS SOBRE LA TARDE DE LA CRUZ.
FELICITACIONES AL AUTOR...Y FELICES
PASCUAS PARA EVA Y TODOS LOS LECTORES DEL BLOG...!
ETELVINA