LOS MIEDOS DE FLORENCIA
Conozco a Florencia desde que nací. Si algo aprendí en
todo este tiempo es que ella no le teme a nada ni a nadie. Bueno, digamos que a
casi nada ni a nadie; Florencia le tiene un miedo irracional a la magia, bah, a
lo desconocido, a aquello que no puede explicar y, como consecuencia, tampoco
entender. Fue sumamente extraño escuchar a esa chica tan fuerte decir:
"tengo miedo", pero esa fue su reacción luego de una fantástica
actuación de magia en el misterioso restaurant junto a nuestro hotel.
-Voy al baño-
dijo Flor.
-Te sigo-
apuntó mi hermana. No soy tonta, las chicas perseguirían al mago y tratarían de
sonsacarle algún secreto. Al final me decidí:
-¡Las acompaño!-
Así nos fuimos en tropel, a lo que se transformaría en una gran aventura.
Pero... salir las tres juntas es sinónimo de llevar a
Delfi, la hermana de seis años de Flor, la viva representación de que todos los
niños, con conciencia de su existencia, actúan como personajes de una dramática
serie televisiva.
-Iré con
ustedes- exclamó con una sonrisilla infantil.
-¿Estás
segura?- le pregunté con mi cara de misterio, a la cual recurría muy seguido
últimamente. Lancé una risa maliciosa, típica de una pequeña niña (tengo once),
como un Bambi poseído, zombi, come gatos. ¡Raro...! Mamá me miró con gesto de
desaprobación.
-Bueno, vení-
me resigné. (Me pregunté si abriría la puerta cuando yo estuviera en el baño.)
Nos alejamos de nuestras progenitoras. Caminamos como un barco a la deriva, sin
saber dónde se encontraba el misterioso mago. Delfina parecía haber captado el
hecho de que no iríamos al baño incluso antes de incluirse en el viaje. Los
órdenes de la monarquía estaban claros: Dani, mi hermana, la reina, Flor, la
secretaria, Delfina, la inocente ciudadana. Y yo, un país aparte, no acataría
las órdenes de nadie o viceversa, a menos que fuera de vida o muerte.
Unos aplausos
provenientes de la mesa del fondo llamaron nuestra atención. El mago se alejó
al igual que había hecho con nuestra mesa. Pero antes de llegar a la cocina
extendió sus brazos, como si el aire fuera una cortina que debía ser abierta
para ver la ventana que simbolizaba el mundo real. Luchando con el inmenso
terror de Flor nos dirigimos al portal que se había abierto. El destino nos
deparaba cosas muy diferentes a nuestras ambiciosas expectativas.
Para empezar se
notaba que había perdido su honor hacía mucho. Solía darme cuenta de cómo eran
las personas antes de conocerlas. Accedimos a una habitación gris, distinta a
la del mago ilustre que todos conocemos: no estaba llena de libros y calderos
con pociones. Solo un montón de objetos destartalados y aparentemente inútiles.
El mago volteó
complacido.
-Vaya, vaya,
vaya- una patética imitación de un villano malvado -miren a quien tenemos
aquí...-
-Cuatro chicas
y un repugnante mago deshonrado que dedica su existencia a demostrar la verdad
de la magia a los "sin poderes"- dije, sin saber cómo había brotado
de mí toda esa información. Solamente lo sabía, como había ocurrido en
múltiples ocasiones.
-Ante
nosotros,- (me ignoró el mago) -Daniela, "la Líder. "- Mi hermana se
sonrojó ligeramente. ¡Ese era su poder, no un halago!
- Sabés liderar
un grupo, con mi enseñanza no tendrías límites. Delfina sin poderes aún, suelen
llegar a los ocho, yo te los daría a los seis- un brillo de tentación iluminó
su pequeña cara -Verónica una encontradora - Dani decidió interrumpirlo.
-Dirás
buscadora-
-No- la
corregí, -Los buscadores buscan, los encontradores encuentran, objetos,
personas... respuestas-
-Tenés valor-
me felicitó -Cualquiera hubiera escondido un talento TAN especial. El único
problema acá sos vos Florencia, sos la llave más profunda, poderosa y
multifuncional que he presenciado. Pero tenés miedo, miedo a mí, miedo a vos,
miedo a lo desconocido, podés encarcelar a los demás pero tu miedo te encarcela
con ellos- suspiró -estaremos aquí un buen rato, fuiste prisionera de tu temor
a lo desconocido, te mantuvo presa durante quince años tu miedo no te permitió
expandir tus horizontes, sos cien veces más fuerte de lo que crees, en este
momento es peor, tu miedo encierra también a tus compañeras de aventuras. La
deshonra ha sido suficiente. No moriré a manos de una nenita miedosa.- Sin
decir más explotó y desapareció.
-Yo no puedo
tener miedo a lo desconocido- aseguró Florencia, sin hablar a alguien en
particular- Es tener miedo a lo diferente, al miedo, a mí misma. ¿Cómo
conocerme sin conocer el mundo que me rodea, si yo soy un universo? Aunque
consigamos salir de acá por otros medios, ese terror me perseguirá sin
descanso.- Terminó su monólogo-reflexión y Dani inspirada me ordenó:
-Vero encontrá
una puerta- no era necesario que me lo dijera, me había preguntado qué pasaría
y tuve una visualización del futuro. Quise darle el placer de liderar. Encontré
una especie de cinta luminosa que intenté abrir como había hecho el mago, mi
portal era una enorme ventana destellante mucho más pura que la de él.
Salimos, listas
para enfrentar el mundo desde otra perspectiva.
Verónica Madeira
Trelew
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