LAS NIÑAS NO DEBEN ENAMORARSE
Marisol, ahí afuera mirándolo. Él está adentro. Y otra
vez le sucede lo mismo. Se le llena de burbujas la panza y siente como si flota
y ya no escucha nada. Su mamá la tironea del brazo “Vamos nena, dejá de mirar
ahí”. Entonces el desánimo le gana y camina más despacio porque no quiere
alejarse de donde está él. Y su mamá la vuelve a tironear del brazo “Dale,
caminá más rápido que se hace tarde”. A ella no le interesa llegar temprano a
ningún lado, solo quiere volver a ese negocio. Aunque no entre.
Marisol no es muy alta, tiene pequitas en los pómulos,
unos labios bien delineados y rosadísimos. Ahora la mirada es triste, solo se
le encienden los ojos cuando lo ve. Él es un poquito más grande que los demás,
que los que están siempre con él, también más gordito. Parece que eso es lo que
le atrae a Marisol, que sea gordito.
Desde que lo conoció piensa y requetepiensa en él y
suspira. Y de esos días no atiende en la clase y la maestra “Marisol, dejá de
abrir la jaula a esos pajaritos que tenés en la cabeza”. ¡Plof! Ella vuelve a
caer en su banco y continua con su tarea, pero paso un ratito y piensa y
requetepiensa y suspira. Así no aprende las tablas ni las reglas ortográficas.
La señorita Rosa avisa a su mamá que Marisol vuela por las nubes en la hora de
clase que a lo mejor tiene algún problema o que tiene parásitos o quizás está
anémica. Pero la mamá “¿Problemas? No, ninguno. ¿Parásitos, anémica? Ya le
hicimos los análisis y está todo normal”. La maestra está preocupada porque
Marisol no es así, a veces parece que se duerme sobre su banco, y es cuando
ella piensa y requetepiensa y suspira. Ya no sale a jugar al recreo porque cree
que de esa manera la hora pasa más rápido y entonces a la salida de la escuela
se apura y brinca y abraza riendo a su mamá que la está esperando. Se van
juntas y adelanta el paso y su corazón “Tuctuc,tuctuc,tuctuc,tuctuc” y cuando
llega al negocio, Marisol se detiene bruscamente frente a la vidriera y lo
mira. Y entonces otra vez el burbujeo en su panza y ¡Plof! cuando siente el
tirón en el brazo “Apurate que tengo que hacer la comida” y de nuevo el
desánimo.
Y ahora tiene ojeras y la maestra ya no le dice nada y
sigue dando clase, pero su amiga Belén está intrigada porque no entiende qué
sucede que está mal durante la clase y a la salida se alegra y le da un
empujoncito para que ella baje de su ensoñación y ¡Plof! “Ehh, qué te pasa ¿por
qué me empujás?, “¿A vos qué te pasa? Parece que tenés pajaritos en la cabeza”.
Y Marisol entonces le cuenta al oído a Belén “Bssss, lalala, bsssss, pero no le
digas a nadie”. Belén abre los ojos tan grandes que parece una lechuza “Ahh,
pero vos estás enamorada, Marisol”. “Callate, porque la señorita Rosa dice que
no estamos en edad para enamorarnos que recién al cumplir 12 años cuando
empieza la edad del pavo ahí podemos pensar en enamorarnos. Que ahora tenemos
que preocuparnos en aprender a escribir y leer bien”.
Hoy es su cumpleaños y Marisol piensa y requetepiensa
y suspira. Hoy no pudo pasar por el negocio, no lo vio, pero le gustaría.
Recibe muchos regalos pero prefería que esté él, que alguien lo hubiera llevado
y entonces hoy no hay panza burbujeada hasta que su tía madrina:
- “Holaaaa Marisol, mi amorcito, feliz cumple, mi
corazón. Mirá qué te traje”
Marisol se pone muy colorada, demasiado
colorada que las pequitas parecen sarampión; queda frita, no sabe qué decir y
mira a la tía y lo mira a él, y a la tía y a él, y a la tía y a él, y a él y a
él y solo a él, entonces no puede contenerse y lo abraza fuerte, lo besa sin
soltarlo y… ¿quién dijo que una niña no debe enamorarse de un libro?
Myriam de los milagros Galante
Resistencia
Pcia. de Chaco
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