EL HOMBRE
QUE HABLABA CON LOS PATOS
Cada vez que Andrés, Andresito, iba al parque con sus
padres lo veía. Sí, este señor a quien llamaremos Lucas, estaba sentado en uno
de esos bancos que hay en las plazas o parques y siempre estaba rodeado de
patos. ¡Patos de todos los colores! Había blancos, amarillos, pero los más
lindos eran los que tenían las alas azules.
-¡Miren,
miren, mamá, papá, vamos a ver! gritaba Andrés cuando llegaban al parque.
Y
los padres, veían que Andresito no
mostraba ningún interés por ir hacia los juegos como el tobogán o la hamaca
donde estaban los otros chicos jugando.
De
todos modos, insistían: -Andrés, vamos a la hamaca- decía el padre, que se
llamaba René.
-Andrés,
Andresito, vamos al tobogán- sugería la mamá, llamada Liliana.
Pero no había caso: Andrés quería acercarse al hombre
que estaba con los patos.
Así
fue como todos, al fin, fueron a ver a Lucas y cuando estaban casi al lado
de él, Andresito exclamó: -¡Miren,
miren! ¡Está hablando! ¡Está hablando con los patos!
Pero
¡cómo va hablar!- le dijo Liliana, la mamá.
-Los
patos no podrían entenderlo- aclaró René, el papá.
Pero
Andresito veía como este señor, Lucas, sacaba comida de una bolsa y mientras
les daba de comer les hablaba y ellos, ¡le contestaban! claro, eso sí, en el
idioma de los patos.
¡Era una maravilla ver ese
espectáculo!
Hasta que llegó un día en que Andrés se animó a
preguntarle al señor Lucas:
-Señor ¿cómo hace Ud. para hablar con los patos?
-Hola hijo, es muy sencillo: primero tenés que
traerles algo para comer-empezó a explicar Lucas.
-¿Y qué comen?- preguntó rápidamente Andresito.
-Le gustan mucho, mucho, las migas de pan o
galletitas, también el arroz, pero además...hay un secreto, un enigma- confesó
Lucas.
Andrés se sorprendió al escuchar esto e
inmediatamente les preguntó a sus padres si podía acercarse al hombre y preguntarle
por el enigma . Hizo muy bien Andrés, ya que él sabía que no se debe
hablar con extraños ni en las plazas ni en ningún otro lado.
Así fue como
los papis lo acompañaron bastante cerca y Andrés tímidamente le preguntó a Lucas:
-¿Me diría cuál es el secreto? -
Lucas se quedó pensativo un segundo y luego
dijo: -Nunca se lo he dicho a nadie, a nadie, es algo entre los patos y yo-.
-¡Por favor!- insistió Andrés- Dígame ¿cuál es
el secreto?
Lucas
inclinó la cabeza y se quedó un ratito mirando el suelo. Al fin se
incorporó y le dijo:
-Como eres un niño muy bueno y sensible te lo
contaré -.
Y así fue cómo Andrés conoció lo que solo él
supo para siempre : cómo hablar con los patos.
Ellos siguieron concurriendo al parque, hasta
que un día, cuando estaban llegando, Andresito
dice:-Qué raro, papá…hoy es un día raro…-
-¿Por qué? Mirá qué hermoso sol que hay- dijo la
mamá Liliana.
-No sé, no sé- decía Andresito y se aproximaron
al lago, ¡oh, sorpresa! El banco donde siempre estaba Lucas, estaba ¡vacío! Y
varios patos revoloteaban de un lado para el otro, como desorientados.
-¡Huy!- no está Lucas, mamá…¿Vieron que hoy era
un día raro? Comentó Andresito y al rato volvieron a su casa porque todos
estaban muy tristes, especialmente Andresito.
Pero él ya había tomado una decisión: si Lucas no
estaba, él hablaría con los patos.
Así fue que otra tarde cuando llegaron al
parque, los pobres patos andaban muy solos de aquí para allá y más allá,
buscando…seguramente, buscando a Lucas, pero él no estaba.
Después se enteraron que este señor Lucas, se
había mudado lejos, muy lejos, a otra ciudad, y que en esa nueva ciudad,
también había un lago y se lo veía hablando lo más pancho con los patos.
Entonces Andresito se sentó en el banco de
siempre, sacó una bolsita con muchísimas migas de pan, galletitas, ¿y qué
más?¡ah! arroz, arroz que les encanta.
Pero ocurrió
que los patos no se acercaban, solo se lo quedaban mirando y mirando y
no comían ni una miga.
(Pero,
claro) pensó, (Tengo que hablarles
como hacía Lucas).
Se puso las manos en la cabeza y recordó todas
las palabras del secreto, del secreto que le había contado Lucas. Con su mirada
se dirigió a los patos, que lo miraban
con cara de pato despistado, y se los empezó a decir, muy despacito.
Entonces
los patos, ¡oh! ¡sorpresa!
Primero dieron un paso, luego dos, y pronto Andresito se encontraba no
solamente rodeado de todos los patos, sino que ¡estaba hablando con ellos!
La mamá le sacó rápidamente una foto, el papá
sacó su cámara de video y empezó a filmarlo. Todo parecía una fiesta. Ya en la
casa, vieron la película, se podía ver claramente, cómo Andresito y los patos
conversaban tranquilamente.
Desde que Andresito habló con los patos por
primera vez, hubo grandes novedades en la familia: llegó una nueva hermanita,
él ya pasó al otro grado en la escuela y ahora tienen un perrito.
Han regresado varias veces al lago del parque,
ahora con la hermanita y el perrito.
Cada vez que él se acerca, todos los patos
caminan rápidamente a recibirlo, armando
un gran alboroto, es decir, un gran lío, pero de patos.
Y Andresito, mientras les da de comer, habla con
ellos en el idioma de los patos, y
muchas, muchas veces, le viene el recuerdo del señor Lucas, el hombre que
hablaba con los patos.
Amalia Mercedes Abaria de Albertella
Ciudad de Buenos Aires
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