13/12/19





PREMIO NACIONAL “MARÍA ISABEL PLORUTTI”
DE CUENYOS Y RELAYOS PARA NIÑOS
TERCERA EDICIÓN

LOS BOTINES MÁGICOS
Gigli Laureano Nicolás
   (Barranqueras- Chaco)

En un pueblo llamado Margarita Belén situado en la provincia de Chaco, vive un chico que se llama Mateo y cuyo sueño es ser jugador profesional de un famoso deporte que conocemos: el fútbol. Esta pasión deportiva es conocida en todo el mundo y el mejor jugador es Lionel Messi, argentino.
Para Mateo es un ejemplo a seguir por eso quiere ser como Leo cuando grande. Todos los días después de la escuela se va a practicar un rato a la cancha del barrio, acomoda la pelota, toma distancia y ¡PUM! suelta el zapatazo, lo hace una y otra vez. En uno de esos intentos Mateo le pega tan fuerte al balón que se va a un baldío, el niño se dirige a buscar su pelota, se tropieza con un objeto misterioso, revisa de qué se trata y en eso se da cuenta que es un par de botines. Corrió a contarle a su mamá lo sucedido, Margarita que así se llama, quedó sorprendida con lo que pasó. Ella le dijo:
_” A ver hijo probártelos y después mostrame cómo te quedaron”.
Mateo se fue a probárselos con mucha emoción, se encaminó a donde estaba su madre y se los mostró
-Esos botines te calzan a la perfección- dijo Margarita.
Lamentablemente era muy tarde para que el joven se los ponga porque su partido ya comenzaba entonces lo dejó para su próximo juego.
 El día tan esperado llegó y Mateo se puso sus nuevos botines, se destinó hacia la cancha. Luego de un rato comenzó y el niño corría de aquí para allá en busca del balón hasta que lo agarró, sin darse cuenta hacía magia con la pelota, pasaba a los defensores como quería y anotó su primer gol, así fue todo el partido metió tres goles en total, cosa que nunca logró en su vida. Estaba emocionadísimo porque había logrado algo imposible para él.
-II-
El tiempo pasó y Mateo cada vez juega mejor y así se da cuenta de que esos calzados son mágicos, entonces decidió que no se lo va a decir a nadie para no apagar el fuego de su fama. Con el pasar de ocho años Mateo pasó por distintos equipos de su pueblo y lo vinieron a buscar para jugar en un equipo de primera División de la Argentina. Se sentía orgulloso por sus logros, pero      después de pensarlo se dio cuenta de que no llegó hasta esa instancia por su esfuerzo, sino que su éxito se debía a esos botines mágicos y que si algo le pasaba a ese par de calzados echaba a perder toda su carrera.

-III-

El día ya había llegado y Mateo estaba muy ansioso por conocer su nuevo club el cual se llamaba Lanús. Subió al colectivo y se encaminó hacia su nuevo destino. Estaba muy emocionado por estar en su primer entrenamiento con jugadores profesionales. Asistió a su primera práctica y salió airoso de ella, todos sus nuevos compañeros quedaron sorprendidos por su talento.

-IV-

 Todo iba muy bien en su carrera, se estaba ganando la confianza de todos sus compañeros y de su director técnico. Este chico adoraba su club y decía que no se quería ir a otro.
 Un día llegó un nuevo muchacho llamado Tomás y a él no le estaba yendo muy bien que digamos. Fallaba todas las prácticas y casi no hablaba con nadie, hasta que un día Mateo se acercó a darle ayuda y esa ayuda fue muy útil para Tomi porque le ofreció prestarle uno de sus botines mágicos para que le vaya mejor, daba la casualidad que justo coincidía que era el mismo color de las zapatillas de Tomás, el nene le dio las gracias por su compañerismo y así comenzó una bella amistad, a los dos les estaba yendo excelente hasta que en un momento del entrenamiento vino un hombre muy bien vestido de traje y corbata, en busca de las dos joyas de Lanús (Mate y Tomi) para llevarlos a Europa a un equipo de Alemania llamado Werder Bremen. Los chicos dijeron que no pero recordaron que su sueño más grande era jugar en el extranjero y después de todo aceptaron.
 Jugaron 15 años en ese país los dos ya tienen 33 años y ya están casados y tuvieron un hijo cada uno el nene de Mateo se llama Tomás y el bebé de Tomi se llama Mateo, los dos le pusieron el nombre de su mejor amigo.
Esta historia no termina acá quedan muchas aventuras por contar…


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