Partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005.
Si la santidad es hacer, ante todo, la voluntad de Dios, vivir desprendido de los bienes terrenales y también cultivar valores que se ordenen a la voluntad divina, Juan Pablo II fue un santo.
El santo confía y espera todo en Dios, pero, a la vez, camina con sus hermanos.
Si caminar en el mundo consiste en hablar un mismo lenguaje, compartir sueños, hacer proyectos y generar los recursos para cumplirlos orientando el diario hacer hacia el bien común...
Si estar en el mundo consiste en abrirse a todos los adelantos de la ciencia, de las artes y de las corrientes de pensamiento...
Si equivale, además, a luchar con las limitaciones humanas que constantemente amenazan con destruir el entorno ( desde los vínculos personales hasta la naturaleza, Juan Pablo II fue un hombre de mundo.
Karol Wojtyla, conoció, sufrió, amó, renunció, unió, buscó, optó, vivió y clamó como un verdadero hombre que caminó hacia el Verdadero Dios.
Juan Pablo II.... santo y mundano... gracias a Dios.
( de la edición impresa del Periódico Regional "EL LUCERO", Año II, N° 16, abril de 2008)
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